Me dicen que tengo manía persecutoria, que me siento observado, que escucho voces y pasos tras de mí. Me dicen que imagino cosas, que temo a sombras, que fabulo conspiraciones. Incluso se han atrevido a poner en duda mi equilibrio mental. Ilusos, querían acabar conmigo y no saben que ya me he puesto definitivamente a salvo. El arma, el uniforme, la identificación y las claves se las entregué a José El rubio. Yo me he quedado con su celda.En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
20 marzo 2009
Escapatoria
Me dicen que tengo manía persecutoria, que me siento observado, que escucho voces y pasos tras de mí. Me dicen que imagino cosas, que temo a sombras, que fabulo conspiraciones. Incluso se han atrevido a poner en duda mi equilibrio mental. Ilusos, querían acabar conmigo y no saben que ya me he puesto definitivamente a salvo. El arma, el uniforme, la identificación y las claves se las entregué a José El rubio. Yo me he quedado con su celda.
la vida es una cárcel con las puertas abiertas...ya lo decía Calamaro
ResponderEliminarNo no damos cuenta que con nuestros miedos podemos ponernos barrotes o construir puentes de plata, yo prefiero lo segundo.
ResponderEliminarGenial, como siempre. Resulta imprescindible venir a visitarte y disfrutar.
ResponderEliminarUn saludo.
Arrancaré el buzón y cortaré el cable del teléfono para que nadie me encuentre.
ResponderEliminarqué pena que sea más felíz rodeado de miedos o enjaulado que libre....
ResponderEliminarRazón tienes Centrifugado, digo Calamaro...
ResponderEliminarAnuskirrum, eso precisamente son los miedos, una cárcel más o menos cómoda, más o menos grande...
Gracias, Marido, por seguir siempre ahí.
Stultifer, el aislamiento en dos pasos. Sólo te falta tirar el móvil al inodoro.
Txispas, hay gente para todo. El miedo y la paranoia pueden llevar a alguien incluso a desear estar preso.
Por cierto, ¿será la locura una especie de cárcel o acaso la libertad absoluta?
ResponderEliminar¿La locura? y ¿Y quien pone los parámetros para saber si una persona es cuerda o no? mmmmmm...
ResponderEliminarcasi todo es relativo y depende mucho de cada subjetividad. Los parámetros de la locura son también culturales. Hydro pone el dedo en la llaga.
ResponderEliminarDescubrí tu blog recién hoy y ya se convirtió en uno de mis favoritos. Te invito a conocer el mío porque creo que tenemos similares gustos al momento de escribir. Te dejo mis felicitaciones y prometo volver.
ResponderEliminarGracias, Tino, en cuanto tenga un ratito me paso por tu blog. Un abrazo y bienvenido.
ResponderEliminarEstupendo!! Es un placer seguirte..Saludos.
ResponderEliminarGracias a ti África por pasarte por aquí.
ResponderEliminarMuy bueno, Raúl. Yo, al igual que tú, también tengo un amor desmedido por la concisión. Te invito a que te pases por mi casa. Yo estoy seguro que esta no será la última que yo entre a la tuya.
ResponderEliminarTe visitaré Esteban, no te quepa duda
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