Impuntual
Nunca llegó a tiempo. Siempre fue un impuntual redomado. Jamás hizo caso a la dictadura de las manecillas del reloj. Esta informalidad enfermiza le salvó la vida el martes. El miércoles lo llevaron esposado a la sala de ejecuciones. Y, fiel a su sino, tardó demasiado en morir.
Esta entrada, la número 200 de la historia del blog, ha tardado demasiado en llegar. La verdad es que casi no llega. Un saludo a todos.
ResponderEliminarMuy original, tiene chispa.
ResponderEliminarBueno, te dejo que llego tarde.
Buf... hay citas que quisiéramos por siempre eludir
ResponderEliminarSaluditos
Merce
Felicidades, Raúl por las 200 ! A por otras!!
Está muy bueno, muy bien abordada lo ineluctable de la muerte. El ritmo me gusta.
ResponderEliminarQue vengan otras 200
Saludos.
Ha lugar el título,
ResponderEliminarbrutal el relato,
con su pizca de ironía,
y excelente el colofón de tu comentario- aclaración...
Tu ironía es adorable.
Y la imagen del reloj derretido de Dalí, es la cereza de este pastel.
Beso enorme, Raúl.
SIL
Renegadito hasta el final eh? Qué tipo jodido, ja.
ResponderEliminarMuchos esperábamos tu último hiperbreve como agua de mayo.Es muy difícil superarse cuando uno lleva tantas entradas pero tú lo consigues.Espero que el blog tenga larga vida. Felicidades.
ResponderEliminarCreo que yo sí he llegado a tiempo a este oasis de fondo negro, la imputualidad la dejaré para otros menesteres.
ResponderEliminarUn beso puntual
Hola, soy un joven escritor de la República Dominicana. Me he topado curiosamente con un comentario tuyo en el 'Blog de la lengua española' y al ver el nombre de tu blog no pude resistir el entrar, pues me agradan los relatos breves y suelo escribir algunos en mi blog. Sobre este cuento, la impuntualidad tiene rostro entre sus líneas y concluye con una ironía deliciosa que le da el caracter de una sinfonía asomada, pero perfectamente audible. Me gustaría, así como leí tu petición de lectores críticos, un paseo por los salones de mi blog cuando tenga tiempo. Es http://doscadaveres.blogspot.com
ResponderEliminarSe despide cortezmente el joven señor Costelo Landró.
La muerte no espera. Tarde o temprano llega.
ResponderEliminarSaludos
La puntualidad de la muerte.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarDisculpas por la tardanza, pero esta semana he tenido mucho lío y poco tiempo, como José Antonio, al que se le hacía tarde.
ResponderEliminarMerce tiene razón... como Baizabal, Miguel o Carlos elintenso... la muerte es siempre puntual, pero no sabemos cuándo tiene previsto hacernos La Visita.
Gracias, Sil, tus comentarios son un potente antidepresivo. Eres un sol.
Un tipo jodido y raro, Un poco rara.
Gracias, Carlos, nos seguimos leyendo.
Costelo Landró, te visitaré. Lindo país el tuyo, mucho más allá de los tópicos.
El anónimo final, sinceramente, no lo entiendo...