El inmenso y rubio guardián de las SS abrió de madrugada la puerta del barracón. Como llevaba unas enormes tenazas en la mano, todos nos acurrucamos y cerramos con fuerza la boca. Eligió a un niño esquelético y se lo llevó en volandas junto a la verja. Cuando me asomé a la fría noche, me di cuenta de que jamás llegaría a comprender al ser humano. Con la enorme fuerza de aquella herramienta de acero, y el niño completamente quieto sobre el barro, el soldado alemán estaba abriendo un hueco en la alambrada. En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
21 mayo 2010
Freiheit
El inmenso y rubio guardián de las SS abrió de madrugada la puerta del barracón. Como llevaba unas enormes tenazas en la mano, todos nos acurrucamos y cerramos con fuerza la boca. Eligió a un niño esquelético y se lo llevó en volandas junto a la verja. Cuando me asomé a la fría noche, me di cuenta de que jamás llegaría a comprender al ser humano. Con la enorme fuerza de aquella herramienta de acero, y el niño completamente quieto sobre el barro, el soldado alemán estaba abriendo un hueco en la alambrada.
Buen final... inesperado...
ResponderEliminarOjalá tuviéramos más incomprensiones como esas....
Excelente Raúl, o mejor: exquisito.
ResponderEliminarSublime...
ResponderEliminarBeso más grande que nunca hoy.
Cuánto necesitamos rescatar perlas en medio del barro, Raúl!
SIL
Ojalá todas mis incompresiones del ser humano vinieran por ahí... otro gallo cantaría.
ResponderEliminarUn saludo indio
Se lee con tensión hasta la última frase. Muy bueno y con un final feliz, que alegra el día.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha gustado mucho el micro. La dureza que uno intuye al principio se suaviza y te carga positivamente.
ResponderEliminarQuizá retocaría el final, es demasiado explícito.
Un saludo Raúl.
Excelente, inesperado pero sin traición al lector; pero coincido con Torcuato: a la frase final la puliría, quitaría algunas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
N
Brutal, Raúl. Con este final sí me pillaste. Me encantó. Y no sólo el desenlace. Me sumo a los halagos anteriores.
ResponderEliminarUn saludo.
Imagen muy plástica, se masca el miedo y la tensión y de postre, sorpresa, y encima...una de nazis que acaba bie. Genial Raúl.
ResponderEliminar¿Qué tal fue la presentación?
Genial. Aunque voy a ser un poco perro: ¿ese fulano no tendría las llaves de la puerta principal?
ResponderEliminarOdio este tema manido...pero tengo q admitir q el final es diferente x lo irreal...
ResponderEliminarSaluditos de la chica sin guerras.
Muy bueno Raúl. Creo que estoy de acuerdo en que seguro que encuentras formas más contundentes de acabar el relato, un relato honesto e inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno Raúl! Sorprendente final, exquisito relato. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por sus comentarios... Ya venía haciendo falta un final positivo... ¿verdad? Veo que la última y larga frase genera debate. Yo también dudé y rehice mucho, pero al final decidí jugar con la tensión de esa oración larga y acotada donde todo cambia con la última palabra. Quizá se podría ser más sutil, más conciso... Pero igual se perdería el efecto... No lo tengo claro, pero prometo pensarlo.
ResponderEliminarGracias por las críticas y por los elogios. Aquí estamos siempre aprendiendo.
La presentación estuvo muy bien. Fue un pequeño éxito con una sala llena, mucha gente conocida y otros no tanto. Con un vídeo, un actor y unas cuantas bromas. En un sitio precioso. Estoy contento.
Leía con cautela tu relato, pensé dejarlo en la quinta línea, pero menos mal que decidí terminarlo. Uffffffff...Menos mal que salvaste mi angustia.
ResponderEliminarUn beso.
Asi somos los que nos llamamos hummannos. Unas veces si otras no.
ResponderEliminarUn buenisimo relato. Un saludo
La constumbre es no dejar a la gente terminar de hablar, sin saber lo que al final realmente expone.
ResponderEliminarSi alguien en aquel barracón hubiera cortado la acción ...........
Me alegro de que el efecto sorpresa surtiera efecto. Un saludo a todos.
ResponderEliminarAcabo de llegar de un viaje a Alemania. Vuelvo empapada de los horrores que se han sufrido en esa tierra, pero también con la sensación de que siempre hay esperanza, futuro. No podía haber encontrado un relato que resumiera mejor la sensación que me traigo de allí. Una vez más, gracias.
ResponderEliminarMe gusta porque es sensible no ñoño, y porque siempre "hay" alguien así en estas situaciones.
ResponderEliminarRosana A.
¿Qué tal va el libro?
Muy bueno el giro que toma la historia, cuando ya me temía lo peor.
ResponderEliminarEnhorabuena