Aquel día erupcionó un volcán en mi jardín. Vino precedido de leves movimientos sísmicos hasta que se manifestó de forma violenta con una andanada de piroclastos, una columna de dos metros de cenizas y un pequeño hilo de lava que bajó por la rampa del garaje. Mi mujer ya estaba llamando al seguro de hogar cuando vi a un extraordinario hombrecito rubio que me miraba gravemente. Antes de irse, sólo me dijo: “Nunca se sabe lo que puede ocurrir”. Desde entonces, no he dejado de buscar baobabs por toda la casa.En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
04 junio 2010
B-613
Aquel día erupcionó un volcán en mi jardín. Vino precedido de leves movimientos sísmicos hasta que se manifestó de forma violenta con una andanada de piroclastos, una columna de dos metros de cenizas y un pequeño hilo de lava que bajó por la rampa del garaje. Mi mujer ya estaba llamando al seguro de hogar cuando vi a un extraordinario hombrecito rubio que me miraba gravemente. Antes de irse, sólo me dijo: “Nunca se sabe lo que puede ocurrir”. Desde entonces, no he dejado de buscar baobabs por toda la casa.
Se te apareció el Principito. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
Los baobabs seguramente han crecido en muchos lugares de tu casa , quizás no te has dado cuenta a primer golpe de vista (habrá que mirar con más atención...cautivar su esencia) quizás sean invisibles a tus ojos.
ResponderEliminarPRECIOSA EVOCACIÓN de una maravillosa historia.
Beso enorme, RAÚL.
SIL
El principito es uno de mis libros predilectos, es exqusito, alguna vez escribí un cuento retomándolo también. Te quedó muy bien, muy natural.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonito, me has arrancado una sonrisa.
ResponderEliminarAnoche, casi dormida, omití manifestarte que el título merece mención de honor y plus de aplauso.
ResponderEliminarSIL
Volverán las mismas cenizas que han caído en el mío. Y es que en tiempos de crisis, se ahorra hasta en los desastres.
ResponderEliminarBlogsaludos
Jejejee!!!supongo q para cuidar d la rosa hay q aniquilar los baobabs!!!jejeje...muy lindo
ResponderEliminarSaluditos de la chica en un árbol.
¡Qué curioso! Uno de los micros que envié a Por favor sea breve, tenía al Principito como prtoganista,sólo que no era él el que venía, iban a verle a su querido asteroide.
ResponderEliminarMe parece un personaje que no aparece en ningún micro(que yo sepa excepto el tuyo y el mío) y que es muy interesante. Qué bien nos vendrçia que regresara por aquí.
Un saludo
Rosana A.
Bárbaro... Ese es uno de mis libros favoritos. ¿Han visto los dibujos de sus manuscritos? ¿Los que tienen manchas de café y marcas de cigarrillos? Es mágico verlos.
ResponderEliminar¡Genial! Por cierto, ¿has encontrado ya algún baobab?????
ResponderEliminarGracias a todos por sus comentarios y disculpen la prolongada ausencia, pero es que he tenido problemas informáticos. Un abrazo.
ResponderEliminarEstupendo relato y la aproximación a El Principito muy buena.
ResponderEliminarUn ABRAZO
Gracias a todos... y por aquí sigo, buscando baobabs...
ResponderEliminarGenial la aparición estelar del infante, me ha encantado :-)
ResponderEliminar¿El cordero se habrá comido a la rosa en vez de a los baobabs?