Llegó el niño y se puso a hablar de compartir, de plantar árboles, de cuidar a los animales, de no tirar la comida, de respetar a los demás, de hacer caso a las normas... Pronto le pedimos que se callara, que dejara de incordiar. Y entre todos los mayores le hicimos madurar a base de regalos, monedas y una creciente propiedad privada. En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
24 junio 2011
Revolucionario involucionado
Llegó el niño y se puso a hablar de compartir, de plantar árboles, de cuidar a los animales, de no tirar la comida, de respetar a los demás, de hacer caso a las normas... Pronto le pedimos que se callara, que dejara de incordiar. Y entre todos los mayores le hicimos madurar a base de regalos, monedas y una creciente propiedad privada.
Cada vez que digo "paso un momento, me leo un breve y sigo con mi trabajo", aquí estoy: de nuevo me he devorado una página tras otra, disfrutando rápido y corriendo, como cuando abrís un tarro de dulce de leche... ¿Pero será posible? Debería llamarse Adictiva Hiperbreves S.A. Un abrazo de Tangentes.
ResponderEliminarMuchas gracias a Tangentes... ellos sí que saben cómo hacer una revista cercana y adictiva. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, mira que he llegado sin querer a tu blog y debo decir que me ha gustado, son pocas las personas que tienen la capacidad para decir mucho en tan poco.
ResponderEliminarSaludos desde Chile
Es que la niñez es una enfermedad que se pasa con el tiempo.
ResponderEliminarSaludos!!
vaya, qué pena
ResponderEliminar¡Cruel realidad!
ResponderEliminarplas plas plas bueno, muy bueno.
ResponderEliminarJesús, me voy a tener que fumar algo. Me estoy deprimiendo.
ResponderEliminarY yo sin conocer esto.