Vives en un insomnio intermitente, alerta ante cualquier mínimo ruido. Sufres jornadas ininterrumpidas de doce o quince horas. Malvistes, malcomes, malduermes, malvives. Sufres, pero sabes que lo elegiste. Siempre fue tu vocación. No te queda otra que seguir adelante. Siempre alerta. Son las cuatro de la madrugada. Toca diana. Otra vez el biberón.En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
11 septiembre 2009
Servicio vocacional
Vives en un insomnio intermitente, alerta ante cualquier mínimo ruido. Sufres jornadas ininterrumpidas de doce o quince horas. Malvistes, malcomes, malduermes, malvives. Sufres, pero sabes que lo elegiste. Siempre fue tu vocación. No te queda otra que seguir adelante. Siempre alerta. Son las cuatro de la madrugada. Toca diana. Otra vez el biberón.
Nunca mejor dicho y explicado. No se si tienes hijos, si no los tienes: uf, si supieras..Un abrazo!
ResponderEliminarAún me salvo.
ResponderEliminarSaludos!
Por un momento pensé que estabas de guardia...
ResponderEliminarMuy bueno (y muy saludable).
Vivan los niños.
Leñe.
Ja!!!!
ResponderEliminarImpecable.
Yo, cuatro, y los últimos ,
mellizos !!!!!!!!!!!!!!
Vaya si sé de ese servicio vocacional.
Brillante, Raúl.
Besos
Muy bien narrado, realmente transmite esa angustia que aveces produce el ser madre o, padre como es mi caso.
ResponderEliminarFelicidades Raúl.
Mientras sea por vocación y no de penalti...
ResponderEliminarMe gusta tu blog desde hace tiempo, enhorabuena por él
La verdad es que tengo un chiquillo y otro en camino, así que algo de eso sé... jejeje.
ResponderEliminarSav, como tu nick indica, te "savas".
Me sumo, Citopensis.
Sil, lo tuyo es algo así como un servicio militar en las fuerzas especiales. Enhorabuena y ánimo.
Me alegro de que te haya gustado, Susurrador. De padre a padre.
Nadna. La vocación en esto de la paternidad o maternidad es fundamental. Si no estás seguro/a, los experimentos, con gaseosa.
Ja! excelente! y la diana tocará siempre, por distintos motivos, durante 20 años quizás.
ResponderEliminarSaludos!
Pareciera que los niños o, los bebés para ser más exactos, se convierten en síntomas insoportables de la mala vida adulta.
ResponderEliminarEl cuento define con muy pocas palabras la angustia paterna o materna y eso definitivamente es elogiable.
Felicitaciones, Raúl.
El camino a y de la felicidad no es fácil...
ResponderEliminarÁnimo y sigue deleitando con tus escritos.
Un saludo indio
Jajaja...es lo q tiene hacerse papá, supongo...
ResponderEliminarSaludos de la chica sin.
Buen texto y estupendo blog.
ResponderEliminarSaludos
Dios, eso va por el hijo o por la madre?
ResponderEliminar:P
Besos orgullosos, y de volveré por aqui!
Bueno, esto es como la mili: un año o dos y licenciado. No está claro que lo peor sea eso.
ResponderEliminarComo siempre, o casi,
ResponderEliminarfinal sorprendente.
Un abrazo a todos los papás y mamás... y a los que no, pues ya hablaremos. Un saludo.
ResponderEliminarBuena micro angustiante con sorpresa final, Miguel. Sencillo, pero (o por eso) me gustó.
ResponderEliminarSaludos lelos!!!
Excelente,tiernísmo,certero...No queda más remedio y para los que somos vocaciones en esto, por supuesto ¡que vivan los niños!
ResponderEliminarUn beso.