De repente todo tembló bajo tus pies. Apenas acertaste a acurrucarte en posición fetal. A llorar mientras todo a tu alrededor se desmoronaba sin remedio. El pasado, el presente y el futuro. Sin parar de preguntarte por qué tanto sufrimiento, pasados los días encuentras fuerzas para abrir los ojos, enjugar las lágrimas y hacer balance de daños. Al menos tienes a tu hija. Tampoco has perdido el trabajo ni los amigos. Ahí sigue en pie tu casa, tu calle, tu barrio. Parecía el fin del mundo, pero no fue para tanto. En el espejo se refleja el sol y tu cara. Él se lo pierde.En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
19 noviembre 2010
Terremoto
De repente todo tembló bajo tus pies. Apenas acertaste a acurrucarte en posición fetal. A llorar mientras todo a tu alrededor se desmoronaba sin remedio. El pasado, el presente y el futuro. Sin parar de preguntarte por qué tanto sufrimiento, pasados los días encuentras fuerzas para abrir los ojos, enjugar las lágrimas y hacer balance de daños. Al menos tienes a tu hija. Tampoco has perdido el trabajo ni los amigos. Ahí sigue en pie tu casa, tu calle, tu barrio. Parecía el fin del mundo, pero no fue para tanto. En el espejo se refleja el sol y tu cara. Él se lo pierde.
Cierto. Él se lo pierde.
ResponderEliminarQuizá ese ojo que ilustra este magnífico micro delata un poco el final.
La posición fetal también es una pista fundamental.
Un abrazo, Raúl.
Muy bueno, me gustó la manera en la que describes esta ruptura. Y siempre, él se lo pierde. Y quizá, esa niña, de alguna manera, también, pobre.
ResponderEliminarUn saludo indio.
Maravilloso, Raúl.
ResponderEliminarNo me sale otro cosa...
Un beso inmenso
SIL
Léase correctamente: otra cosa.
ResponderEliminar:)
Así me he sentido yo en algún momento. Cinco años después digo lo mismo: Ella se lo pierde.
ResponderEliminarLa cuestión es reconstruir el mundo interior. Muy bien, me gusta.
ResponderEliminarRespecto al micro anterior:
Me gusta esa mirada crítica a México. Lo malo es que acá no se pueden hacer esas críticas porque entonces salen esas serpientes y... ya sabes. En fin, yo creo que serpientes, águilas y nopales deben estar hartos de simbolizarnos.
UN abrazo
Tocayo, un relato muy bueno. Desde la sencillez.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti, Torcuato, esas pistas son como las miguitas de pan de los cuentos infantiles...
ResponderEliminarSaludos, No Comments, cada ruptura es una pérdida... o una ganancia... según la parte.
Un beso, Sil, me alegro de que te haya gustado. Si una mujer con tu sensibilidad y tu alma poética ha disfrutado con este microrrelatillo, me puedo dar por infinitamente satisfecho.
Esa es la actitud, David, ellos o ellas se lo pierden. Somos seres maravillosos a la espera de encontrar a quien sepa valorarnos con justicia.
Gracias, Tocayo. Trato de escribir desde la sencillez porque tampoco podría hacer otra cosa. No soy un erudito ni un estilista, tampoco un orfebre de la palabra. Hago lo que puedo.
Entiendo, Baizabal, lo peor que le puede pasar a una sociedad es perder la libertad de ser y decir. Terrible. Y dicho esto, creo en la posibilidad de redención. Creo en que todo puede mejorar. Sólo he tenido la oportunidad de visitar México una vez y fue en un viaje a una zona muy turística como Quintana Roo. A pesar de eso, pude entrever pistas de un país extraordinario que no tiene los dirigentes que merece.
Te podría decir muchas cosas...
ResponderEliminarGenial descripción.
Me ha gustado mucho.
Un saludo.
Así debe sentirse.
ResponderEliminarGran micro.
Saludos.
Él se lo pierde o él se lo gana.
ResponderEliminarJugar con las palabras.
Y a temblar todos de miedo.
Triste pero real... hay que seguir apesar del mundo, no se puede parar... ni lo vale...
ResponderEliminarMuy bueno...!!!
Hay que seguir adelante... siempre.
ResponderEliminarGracias Raúl, lo importante es rescatar los restos del naufragio y valorar la vida, la hija,los amigos. En fin, sólo se cierra una parte de tí, pero permanece lo demás. Un capítulo en el libro de tu vida o quizá una página solamente.
ResponderEliminarBesos