“Escapa por tu vida, no mires atrás ni pares en toda esta llanura. Huye al monte”. Por el camino encuentras un reguero creciente de estatuas de sal. Hombres y mujeres blancos que te ven pasar dando la espalda a la perdida Sodoma. Pareces firme en tu propósito hasta que ves la sonrisa de la mujer de Lot, con la mirada fija en la ciudad impía. Te paras y no puedes contenerte. Sabes por qué lo hizo. Y lo haces. Merecía tu último beso.En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
15 abril 2011
A Lot
“Escapa por tu vida, no mires atrás ni pares en toda esta llanura. Huye al monte”. Por el camino encuentras un reguero creciente de estatuas de sal. Hombres y mujeres blancos que te ven pasar dando la espalda a la perdida Sodoma. Pareces firme en tu propósito hasta que ves la sonrisa de la mujer de Lot, con la mirada fija en la ciudad impía. Te paras y no puedes contenerte. Sabes por qué lo hizo. Y lo haces. Merecía tu último beso.01 abril 2011
Caídas
El niño que tropezaba a menudo apenas sufría. Poco dolían los golpes y menos aún el ridículo ocasional. Con cada caída aprendía y constataba. Y se levantaba siendo alguien un poco mejor. El niño que casi nunca tropezaba sufría más penas. Mucho le dolían los golpes y más aún el ridículo ocasional. Con cada caída aprendía y constataba. Y se levantaba siendo alguien un poco peor.