La arena caliente te quema los pies cuando corres desde la toalla hasta el mar. El agua salada te moja la piel y alivia tu calor. Te sientes dichoso cuando hundes la cabeza bajo las olas y te dejas mecer por el vaivén eterno del océano. Naciste en las Islas Afortunadas. La arena caliente le quema los pies arrugados cuando corre desde el mar hacia algún refugio. El agua salada empapó y cuarteó su piel quemada por el sol. Se sintió dichoso cuando pudo sacar la cabeza sobre las olas, después de dejarse mecer durante días por el vaivén eterno del océano. Nació a 800 kilómetros de tu casa. Para ti, la playa es un lugar de ocio. Para él, la playa es el futuro. Cuando tú te adentras feliz en el mar azul, él emerge esperanzado tras las olas, con los ojos clavados en la tierra prometida.
08 junio 2007
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