28 marzo 2008

El guía

En el camino encontrarás un árbol seco de gran porte. Debes seguir la dirección que te indique la sombra de su tronco bajo el sol de mediodía. Camina trece horas a un ritmo lento, pero constante, y así llegarás a la falda de una montaña verde. En la cima, da la espalda al norte y gira tu cuello a la izquierda. Esa será la dirección correcta. Camina durante dos días, pero recuerda que sólo podrás descansar doce horas. Si cumples, llegarás al final del segundo día al borde de un río caudaloso. Al otro lado de la orilla hallarás un montículo de piedras. En su interior existe una losa incrustada en la tierra que indica el rumbo correcto. Camina tres días más, pero detente sólo 18 horas para dormir, alimentarte y aliviar tu cuerpo. Sobre todo, ten fe y disfruta esperanzado del camino. Sólo tu dios sabe que no va a ninguna parte.

27 marzo 2008

Revolución

Las férreas autoridades de este país ampliaron sus poderes absolutos desde la política hasta la moral pública y privada. En su afán por controlar todo y a todos se lanzaron a legislar sobre lo mínimo y lo máximo. En diez años, el número de leyes, casi todas plagadas de prohibiciones, creció al insostenible ritmo que evoca la propaganda gubernamental: “Un día, una ley”. Hoy, en la solemne alocución semanal del Presidente Supremo en la Plaza de la Decencia Nacional, se anunció una nueva legislación: la Ley de Seriedad y Buena Conducta. Un texto que, entre otras cosas, prohíbe el buen humor público y privado, y castiga, con penas de cárcel, la risa en la vía pública. El pueblo, harto, contestó el anuncio con una revolución espontánea y derrocó al Gobierno con una multitudinaria carcajada.

14 marzo 2008

De hoy no pasa

Pasa ocho horas al día frente a una pantalla de ordenador, sin parar de pulsar teclas y letras. Apenas levanta la mirada una decena de veces en su jornada laboral para observar la coronilla de su compañero más cercano. Ella debe tener entre 30 y 35 años, es de estatura media, complexión delgada y perturbadores ojos verdes. No fuma, pero le gusta el café. No conduce, pero le gustaría. Quería vivir sola, pero ahora preferiría tener más compañía que la televisión digital terrestre. Pasa ocho horas al día frente a ese hombre de su edad, estatura media, complexión delgada y perturbadores ojos negros. No se conocen, pero le gusta. No han hablado nunca, pero le gustaría. De hoy no pasa. A las tres de la tarde, cuando se crucen en el pasillo, va a preguntarle cómo se llama.

06 marzo 2008

La mosca

En el estrecho mundo que existe entre la doble puerta de tu terraza, una mosca lucha por su vida a golpes contra el vidrio. Su zumbido ahoga los constantes impactos de la batalla, pero no tanto como para que no te percates de lo que sucede. Después de un minuto, decides tomar partido por la mosca y te levantas. Abandonas las sábanas cálidas y decides jugar a ser dios en la Tierra. Cuando abres las puertas notas el frío y, pleno de impaciencia, conminas a la mosca a que abandone su encierro. Cuando por fin se pierde en la inmensidad del mundo, te sientes un bienhechor. No sabes que tu dedo se ha posado sobre uno de sus minúsculos excrementos. Para cuando te lo eches a la boca ya será demasiado tarde: ese gesto es el germen de la salmonelosis que te llevará a la tumba.