28 agosto 2009

Descubrimiento

Al espeleólogo especialista en arqueología prehistórica no le llegó la gloria con los años de estudio ni con los kilómetros de rutas pioneras bajo tierra. Tampoco le mostraron el éxito sus numerosas publicaciones en revistas científicas, ni sus libros, ni sus conferencias. La vida y la carrera se las cambió un oportuno resbalón y la caída progresiva por una sima inexplorada. En aquella bóveda pétrea su linterna alumbró centenares de cérvidos perseguidos por antiquísimos arqueros. Algo impresionante que pasó a extraordinario cuando el investigador con suerte comprobó, con el vello de punta, que la pintura aún estaba fresca.

21 agosto 2009

En vuelo

Siempre quise morir en un avión comercial, durante el vuelo y rodeado de gente atemorizada. Ha llegado el momento y, por eso, me dirijo al baño. Cierro el pestillo y abro el doble fondo de las suelas de mis zapatos. Ahí está todo el material necesario. Qué curioso: no tiene color el cianuro.

14 agosto 2009

Vida negra

Harto de no encontrar la inspiración, harto de su encierro, harto de las horas muertas, harto del silencio, de la privaciones, de la soledad. Hastiado de no encontrar nuevas historias, enfermo de no escribir, el novelista cansado salió a la calle. Al principio todo fue más difícil, pero pronto surgieron páginas y páginas con atracos, palizas, violaciones y asesinatos. En tres meses concluyó una trepidante novela negra, aunque su imaginación seguía en blanco.

07 agosto 2009

Cerrado por vacaciones

En cuanto el sol ha mostrado el cartelito de la puerta de la tienda de Herminia y Gerardo, todo el barrio se ha puesto a opinar sobre esas merecidas y pioneras vacaciones. En el fondo, a nadie le puede parecer mal que ese matrimonio de amables trabajadores haya decidido, 40 años después, tomarse un respiro en el mes de agosto. Ya era hora es la frase más repetida frente a la tienda de comestibles. En el fondo, todos se alegran por ellos. Todos menos Benito, el joven drogodependiente que anoche intentó robarles la recaudación. Cuando la cosa se le fue de las manos, sólo se le ocurrió colocar ese maldito cartel.