25 mayo 2007

Cosme

Jamás pensé que escucharía tu nombre en una mala noticia, que te leería como protagonista de las páginas de sucesos o que tu sonrisa repetida en todos los medios no causaría más que lágrimas. Todo cambió un domingo de lluvia, en el día de descanso del dios de los cristianos, después de una jornada de amistad y cariño, ya a las puertas de tu casa. Todo cambió en un segundo sobre el asfalto mojado. Allí se marcó un punto final injusto que no siembra más que pena. Te marchaste sin darle tiempo a la gente que, desde tu afortunado círculo vital o desde la lejanía más cercana, te apreciaba y admiraba por seguir siendo siempre el mismo tipo amable, sonriente, cercano, inteligente y modesto, aunque triunfador. Te marchaste de repente, sin darme tiempo de decirte que siempre serás un ejemplo para quienes creemos que la humildad es el más preciado valor de los pocos que, como tú, pudieron permitirse el lujo de haber sido soberbios.


PD: En días así, ojalá todo fueran cuentos.

18 mayo 2007

La sonrisa

Aquel hombre me prometía un futuro mejor desde su cartel. Me sonreía y parecía sincero. Por eso le di mi último voto de confianza y puse en sus manos libres de callos e impurezas los restos agonizantes de mis esperanzas. Con ese apoyo personal, sumado al de otros muchos ciudadanos ingenuos, salió al balcón henchido de gloria y celebró su triunfo alzando los brazos y enseñando los empastes negros. De eso hace ya seis meses. Ahora no quiere recibirme porque está muy ocupado. Yo sigo sin casa y sin trabajo en el mismo barrio patético de siempre. Sus carteles han perdido ya el color, pero a este sinvergüenza no se le ha borrado la sonrisa. Que se ría, que yo tengo cuatro años para meditar mi venganza.

11 mayo 2007

La campaña

Preparad los caballos más veloces, convocad a los guerreros más leales y reunid a los arqueros más certeros. Pulid los yelmos y las espadas; lubricad las picas y los escudos; afilad las hachas y las dagas, y sacad lustro a los estandartes. Hoy, al amanecer, quiero todas las catapultas, las torres de asedio y los arietes en las afueras del castillo. Empieza una nueva campaña. Quiero todo dispuesto para partir hacia la conquista de mundos nuevos, derribar imperios y derrocar monarcas débiles. Vamos a ampliar las fronteras de nuestro reino con la fuerza de nuestras armas. Y con la firme voluntad de nuestro pueblo sometido.

05 mayo 2007

No soy un amargado


No soy un amargado, pero cuando me levanto con la pata izquierda lo mejor es olvidarme hasta el día siguiente. Son mis días tontos. Veinticuatro horas perdidas desde que el despertador suena hasta que mi mala leche se hunde de nuevo en la almohada. He intentado sobreponerme a esta oscura manía, pero me resulta imposible. Es superior a mí. Y hoy es uno de esos días. El termo tardó en calentar, hacía un frío horrible y pillé otra cola espectacular en la autopista. Rocé el coche al aparcar y me pasé la mañana sudando a mares. Buscando la toallita para limpiarme las gafas empañadas encontré un boleto de la ONCE. Era de la semana pasada. Fuera de la oficina hay un ciego muy pesado que se pasa la vida prometiendo fortuna. Le pregunto si el 78.609 del día 18 tiene algo. Al tío se le cambia la cara, sonríe y me dice gritando: ¡Tiene 30 mil euros! ¡Está premiado! Entonces invade mi espacio vital, me abraza y me besa. Le quito el boleto, le aparto de un empujón y le digo:
–Las manos quietas, hijo de puta, que tú a mí no me conoces de nada.