Existió un explorador valiente, considerado y discreto que llegó antes que nadie a cien lugares desconocidos. No movió piedra, ni cortó planta, ni cazó criatura viviente. Tampoco explotó nativos ni nativas. Ni siquiera trazó sobre papel lo que vieron sus ojos. No quiso dejar prueba de sus hazañas ni pasar a la historia. Eligió el silencio. Y murió en la indigencia con una sonrisa en la boca.
18 diciembre 2010
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5 comentarios:
En este mundo de egos revueltos, todavía deben quedar algunos modestos.
Y todo lo vívido lo llevó con él.
Qué bueno!
Y en el Más Allá, Stanley lo saludó con un apretón de manos y un simple "El Explorador, supongo". Livingston asistió al encuentro entre envidioso y preocupado.
Vale decir que en esta se me escapó la tortuga... y no soy Aquiles ?
:)
Besos
SIL
Eso da envidia Raúl, me ha gustado bastante.
Un abrazo
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