Llegó el niño y se puso a hablar de compartir, de plantar árboles, de cuidar a los animales, de no tirar la comida, de respetar a los demás, de hacer caso a las normas... Pronto le pedimos que se callara, que dejara de incordiar. Y entre todos los mayores le hicimos madurar a base de regalos, monedas y una creciente propiedad privada.
24 junio 2011
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8 comentarios:
Cada vez que digo "paso un momento, me leo un breve y sigo con mi trabajo", aquí estoy: de nuevo me he devorado una página tras otra, disfrutando rápido y corriendo, como cuando abrís un tarro de dulce de leche... ¿Pero será posible? Debería llamarse Adictiva Hiperbreves S.A. Un abrazo de Tangentes.
Muchas gracias a Tangentes... ellos sí que saben cómo hacer una revista cercana y adictiva. Un abrazo.
Hola, mira que he llegado sin querer a tu blog y debo decir que me ha gustado, son pocas las personas que tienen la capacidad para decir mucho en tan poco.
Saludos desde Chile
Es que la niñez es una enfermedad que se pasa con el tiempo.
Saludos!!
vaya, qué pena
¡Cruel realidad!
plas plas plas bueno, muy bueno.
Jesús, me voy a tener que fumar algo. Me estoy deprimiendo.
Y yo sin conocer esto.
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