El niño que tropezaba a menudo apenas sufría. Poco dolían los golpes y menos aún el ridículo ocasional. Con cada caída aprendía y constataba. Y se levantaba siendo alguien un poco mejor. El niño que casi nunca tropezaba sufría más penas. Mucho le dolían los golpes y más aún el ridículo ocasional. Con cada caída aprendía y constataba. Y se levantaba siendo alguien un poco peor.
01 abril 2011
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8 comentarios:
Ay el ridículo ocasional...
Curioso como un solo hecho, con circunstancias distintas, llevan a consecuencias opuestas. A fregar el determinismo .... o a hacer con el lo q debamos hacer, esperando q sea la caída correcta....
Muy buen micro...
Me veo reflejada en el segundo, en el que apenas caía pero, cuando se caía, se pegaba unas hostias enormes....
¡¡¡Eso me pasa en la Universidad!!!
Siempre fue la mejor estudiante, la empollona de la clase y... llegas a la universidad y, al empezar a suspender exámenes, no hay manera de subirme la moral... ¡asco de vida!
Por cierto, el microrrelato, muy bueno ;)
Saludos!!!
Hay que caerse y aprender a levantarse, sentir el ridículo alguna vez para superar nuestros miedos...
Un saludo indio
Dicen que uno se hace grande si consigue levantanrse...
Un micro que enseña.
Saludos
Será que de las caídas se aprende más que de las risas...
Saludos!!!
Caer y aprender a levantarse y seguir es algo imprescindible...
No me digas cómo caes...dime cómo te levantas...
Qué gran verdad.
un abrazo
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