Hemos pasado juntos lo mejor y lo peor. Con nadie hemos compartido así nuestras vidas en estos años de comunes intereses. Formamos un equipo que afrontó, prietas las filas, tanto las victorias como los fracasos. Hemos sido solidarios y abnegados, pensando siempre que el otro formaba parte de uno mismo. Nuestros pasos se han fundido en el camino y, como buenos peregrinos, hemos sabido esperarnos cuando a alguno le fallaban las fuerzas. Jamás antepusimos otro egoísmo que el egoísmo de la dupla. Jamás pensamos en singular. Jamás actuamos con menos de dos cabezas ni cuatro manos. No sé si esto será el amor, pero nosotros no necesitamos otra cosa.
25 diciembre 2007
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