11 agosto 2008

Papel mojado

A la duodécima hora ininterrumpida de trabajo en la hamburguesería, al grito de “sirva usted dos raciones grandes de papas fritas”, el empleado respondió blandiendo el Estatuto de los Trabajadores. Al quincuagésimo día de trabajo ininterrumpido, al grito de “¡una pizza tropical con cebolla, atún y berenjenas!”, el ex empleado de la hamburguesería respondió mostrando el Estatuto de los Trabajadores. Al enésimo día en el paro, al grito conyugal de “¿qué vamos a comer hoy!”, el ex empleado de la pizzería respondió con un gesto digno: arrancó la página del artículo 4 del Estatuto de los Trabajadores, la de los derechos laborales básicos, y la mojó en la yema de dos huevos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca nadie en tan pocas letras podia resumir la situación laboral que vivimos muchos. Yo, periodista en curso, he tenido que comerme aquella tortilla hecha con los trozos de ese estatuto, aun a sabiendas de hacer bien mi trabajo.


1 nuevo y asiduo lector