De camino al puerto se cruzó con un Maserati, un Porsche y un Ferrari. Todos sin conductor. En el pantalán, vio pasar un rólex, un enorme collar de Bvlgari, unas gafas Armani, unos Manolo Blahnik y un etéreo vestido de Gucci. En la cubierta del yate vecino tomaba el sol un bikini empedrado de Dior, junto a un bolso de Hermes. De vuelta a casa, sólo se cruzó con un Bentley sin chófer. En el hogar, rodeada de muebles de diseño, antigüedades y obras de arte, se desnudó, abrió las piernas y se dejó embestir, como cada noche, por una abultada Visa Oro.
09 abril 2010
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21 comentarios:
Tu texto de hoy, maravillosamente brutal.
Un mundo paradojalmente tan lleno de nada (y con marca registrada)
Consumismo extremo...
Consecuencias extremas...
Un beso enorme, Raúl.
SIL
Omití manifestarte que me impactó tanto como aquel
http://hiperbreve.blogspot.com/2009/10/firma.html
Ahora sí, cambio y fuera.
:)
Gracias Sil. Esta historia es prima hermana de "Bañado en". Puro materalismo que vuelve inmateriales a las personas.
Estoy de acuerdo con Sil: ¡brutal! es el primer adjetivo que me ha venido a la cabeza al acabar de leerlo.
Hay personas que viven de esas cosas, que se alimentan de aquello que por efimero es despreciable, pero tambien es cierto que hay personas que donan las herramientas necesarias para que esto suceda. Un saludo
El tema me parece muy bien abordado, tiene un ritmo ágil la narración. Y el final le da un giro al estilo presentado. Bien!
El consumismo está consumiendo al mundo.
Excelente!
Saludos desde Argentina!
PD. Pasate por mi blog: tu opinión me interesa.
Muy pero muy crudo.
Me gustó muchísimo Raúl!
Tan real como absurdo... de qué sirve todo eso...? no lo entenderé nunca...
Crudo, absurdo, real, triste... y diría fabuloso micro.
Veo que en estos últimos microrrelatos vuelves a la senda que roza la perfección.
Un saludo indio
Muy buen relato, el materialismo llevado al absurdo.
Un saludo.
Brutal, Sandrita, brutal como el ser humano. Crudo también, Walter.
Luis, la obsesión por lo material, lo efímero, nos acerca a la estupidez.
Gracias, Baizabal.
Por ahí estuve, Peregrino. (Por tu blog y por tu Argentina).
¿Verdad Reina? Yo tampoco lo entiendo.
No Comments, eso me sonroja por completo. Me alegro de que te hayan gustado los últimos micros... No siempre es fácil mantener un buen nivel... la inspiración fluctúa como la bolsa.
Anónima Mente... materialismo y absurdo... casi sinónimos.
Un abrazo a todos.
el dinero no es la felicidad. . . pero ayuda un poco!
el dinero no es la felicidad. . . pero ayuda un poco!
Ostia, llegué muy tarde a tu entrada. No sé cómo me pasó por alto. Nada, que te salió un excelente relato metonímico, de esos de la parte por el todo. Y como dicen por aquí, el dinero no da la felicidad, pero permite comprártela (al menos en parte).
Un saludo, Raúl.
Q buenoooo!!!ciertamente un ojo consumista,capitalista, elitista...d esos q se fijan en lo más banal...seguro q no miró al cielo en su yate...jejeje.
Saludos de la chica mirando 1 nube.
una maravilla de microrrelato sobre todo porque las imagenes literarias se te graban muy delimitadas en la mente.
Muy rematado además.
Lo que más me gusta de tus microrrelatos es que ya has creado un estilo propio de hacerlos y eso es casi como una marca.
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Hola Raúl.Soy un fiel seguidor de tu blog desde hace tiempo.El baloncesto se te daba bien pero los relatos cortos mejor,jeje.Últimamente estoy venciendo algunos miedos con las nuevas tecnologías de la comunicación y hasta he hecho mi propio blog, en parte motivado por tu constante trabajo.Por cierto, este último relato también me encanta.Muy directo y ágil. Retratas a la perfección parte de este mundo superficial que nos rodea.1 saludo
Muy bueno.
Enhorabuena; creo que es de lo mejorcito que te he leído.
Así da gusto.
Carlos, Víctor... tienen razón en que en este mundo todo está montado para que siempre nos haga falta un poco de dinero para ser felices... Sin embargo, apuesto a que hay personas que han logrado la felicidad sin un euro de sobra.
Isabel, genial tu referencia al cielo. Podría caber perfectamente en este microrrelato. O en un microrrelato inverso, en el que sólo se vea lo verdaderamente importante... Por ejemplo:
El humanista iluminado entró en el mayor centro comercial de Las Vegas. Y sólo vio personas tristes.
Daniel, gracias por tu crítica. Es un halago. Nunca había pensado en eso. Me alegra saber que a ojos de un fanático de la microliteratura como tú llego a alcanzar un estilo propio.
Carlos, es una alegría que te sumes a esta maraña de la red. Acabo de visitar tu blog y me gusta el diseño y la idea. Ahora falta que le des continuidad y poco a poco irá ganando presencia. (PD: El baloncesto se me daba a duras penas).
Citopensis. Muchas gracias. Sé que eres un escritor digno de ser prescrito y un lector con ojo clínico, así que tus palabras son un estimulante y un antidepresivo.
Un abrazo a todos
Raúl, creo que es la primera vez que leo un microrrelato sobre este tema. No debe haber sido fácil. Creo que lo lograste con gran nivel. Saludos
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