Si te regalo flores, te entra alergia al polen; si te invito a cenar, estás a dieta; si organizo un viaje sorpresa a París, prefieres quedarte en casa; si propongo un fin de semana casero, hubieras preferido París; si exploro bajo las sábanas en busca de cariño, mejor otro día; si me hundo en la almohada esposado por el sueño, tu mano juega en la oscuridad; si quedo para comer con tus padres, soy un entrometido; si vamos a comer solos, es porque nunca quiero invitar a tus padres; si te quiero dejar, me pides matrimonio. Por eso, ya tengo la solución a mi problema de mal amor: hoy te diré que quiero vivir para siempre contigo.
31 octubre 2007
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