Me dicen que tengo manía persecutoria, que me siento observado, que escucho voces y pasos tras de mí. Me dicen que imagino cosas, que temo a sombras, que fabulo conspiraciones. Incluso se han atrevido a poner en duda mi equilibrio mental. Ilusos, querían acabar conmigo y no saben que ya me he puesto definitivamente a salvo. El arma, el uniforme, la identificación y las claves se las entregué a José El rubio. Yo me he quedado con su celda.
20 marzo 2009
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15 comentarios:
la vida es una cárcel con las puertas abiertas...ya lo decía Calamaro
No no damos cuenta que con nuestros miedos podemos ponernos barrotes o construir puentes de plata, yo prefiero lo segundo.
Genial, como siempre. Resulta imprescindible venir a visitarte y disfrutar.
Un saludo.
Arrancaré el buzón y cortaré el cable del teléfono para que nadie me encuentre.
qué pena que sea más felíz rodeado de miedos o enjaulado que libre....
Razón tienes Centrifugado, digo Calamaro...
Anuskirrum, eso precisamente son los miedos, una cárcel más o menos cómoda, más o menos grande...
Gracias, Marido, por seguir siempre ahí.
Stultifer, el aislamiento en dos pasos. Sólo te falta tirar el móvil al inodoro.
Txispas, hay gente para todo. El miedo y la paranoia pueden llevar a alguien incluso a desear estar preso.
Por cierto, ¿será la locura una especie de cárcel o acaso la libertad absoluta?
¿La locura? y ¿Y quien pone los parámetros para saber si una persona es cuerda o no? mmmmmm...
casi todo es relativo y depende mucho de cada subjetividad. Los parámetros de la locura son también culturales. Hydro pone el dedo en la llaga.
Descubrí tu blog recién hoy y ya se convirtió en uno de mis favoritos. Te invito a conocer el mío porque creo que tenemos similares gustos al momento de escribir. Te dejo mis felicitaciones y prometo volver.
Gracias, Tino, en cuanto tenga un ratito me paso por tu blog. Un abrazo y bienvenido.
Estupendo!! Es un placer seguirte..Saludos.
Gracias a ti África por pasarte por aquí.
Muy bueno, Raúl. Yo, al igual que tú, también tengo un amor desmedido por la concisión. Te invito a que te pases por mi casa. Yo estoy seguro que esta no será la última que yo entre a la tuya.
Te visitaré Esteban, no te quepa duda
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