Cuando mi editor me reprochó que todas mis historias tienen siempre finales trágicos, muy duros o demasiado tristes, me quedé callado. Tiene toda la razón. Por eso he decidido regalarle una nueva etapa con buenos finales felices. Me estoy documentando. Aprendo nuevo vocabulario y algunos conocimientos técnicos. Quiero verosimilitud. No es tan fácil pasar del realismo a la ciencia ficción.
19 febrero 2010
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24 comentarios:
No hagan caso de los escritores pesimistas. La vida puede ser maravillosa.
Un abrazo.
La vida en la Tierra, claro.
Otro abrazo.
Ese editor sólo piensa en vender.
Walt Disney habrá tenido esa misma presión alguna vez...
La gente necesita compensar la realidad con cuentos de hadas...
Un beso enorme.
SIL
Gracias, Sil.
A mí me ocurre lo mismo, Raúl. Mis finales tienden a ser trágicos. Mato a muchos, suicido a otros tantos, dejo sin pareja a demasiados... Pero bueno, mejor que todo esto ocurra en la ficción. Mejor matar a protagonistas con la pluma que a personas con pistolas, ¿no crees? De todos modos, no creo que cambie demasiado mi estilo. La última frase, Raúl, tan buena como real.
Un saludo.
Jeje, es que somos unos trágicos, Víctor, qué difícil es cambiar... y qué difícil es hallar buenos finales felices sin caer en la nadería o la ñoñería.
Un abrazo, amigo.
No es trágico si es real, ni es feliz si es ficticio... o sí?
Un saludo
He de decir que la última frase, coincido con Victor, está muy bien. Remata brillantemente el microrrelato.
Creo además que el concepto de verosimilitud es muy amplio y es una buena elección para un texto.
Sin embargo, me falta algo de historia, es una opinión personal. No sé imagina un encuentro concreto entre el escritor y el editor y que de hay salga el conflicto. La primera vez que lo leí, me vino a la mente esto.
8
Interesante reflexión cualquier otro... Si es ficticio no da la felicidad... Igual no, pero existen muy útiles placebos.
Daniel, en eso creo que tenemos estilos narrativos distintos. No soy muy partidario de contextualizar demasiado, prefiero dejar eso al lector. Lo mío es poda agresiva... Igual hasta demasiado.
Un abrazo
La vero es buena amiga Raúl. La sensación de tratar de convertir tu escritura, debe llegarte como algo artificial, sobretodo cuando te piden más optimismo y el caso es que la realidad cada vez lo pone más dificil.
Un saludo
Jajaja... Menudo editor. Contéstale que los finales son como ellos deciden.
Es como si nuestros relatos fueran el retrato de Dorian Gray; hacemos padecer a nuestros personajes lo que no queremos sufrir nosotros.
Me gustó mucho.
Abrazos
Entro como anónimo porque me da problemas la contraseña. Soy Jesus, de "El doctor Frankenstein, supongo"
Los finales felices son más frecuentes de lo que la gente piensa, pero sus protagonistas no gustan de contar sus historias por temor a la desaprobación de aquellos que no son felices.
En cambio, todo el mundo gusta de contar historias con finales tristes y desesperados.
Empiezo por el final. Tonto de la Colina, creo que eso es muy acertado y real. No sé si por la razón que comentas, pero a la gente le gusta mucho más contar sus desgracias, quizá como terapia, que sus éxitos (egocéntricos aparte).
Jesús, otro que tiene razón, quizá escribamos para espantar los fantasmas.
Isabel, afortunadamente no conozco a ese editor.
Anuskirrum, tenemos que ser libres para crear.
Ya nadie se sorprende con los finales felices, la gente ya no cree en ellos desde que Caperucita fue rescatada con vida desde la panza del lobo... Gran final! Un abrazo
No me refería al editor, amigo, sino al cuento. Es el propio cuento el que decide su final. Al editor que le den si exige otra cosa.
Abrazos.
Ahí has dado en el clavo, Martín. El problema es la verosimilitud. Cuesta creer en finales felices en este mundo tan injusto y cruel.
Disculpa, Isabel, no te entendí. Y tienes razón. Cada cuento exige su destino, y no se les puede traicionar sin que se note demasiado.
Un abrazo a todos.
Cierto. Duro traspaso.
Lindo blog.
Muy bueno, si señor. Breve y aún así tiene los ingredientes nedcesarios, ni más, ni menos.
Me ha gustado mucho y el final muy logrado.
Un saludo.
Demoledor...
Y no es cuestión de ser más o menos pesimista, sino que la realidad es tan tozuda, tan repetitivamente tozuda, que te cae como una losa de la que, a duras penas, el optimista que llevamos dentro logra escapar.
Muy, muy bueno. ¡Cuánto cabe en tan pocas palabras, maestro!
Jajaja, esa es buena, sí señor... Saludos
Me ha gustado mucho, mucho este micro.
R.A.
Una duda: ¿por qué ciencia ficción? ¿No es verosímil la ciencia ficción? ¿No encajaría mejor idealismo?
!Muchas gracias por las dosis de microplacer!
¡Rebueno!
Abrazo,
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