
27 enero 2012
Guerra y paz

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En una época donde triunfa lo audiovisual y el tiempo es un bien escaso, los microrrelatos actualizan la tradición del cuento y ofrecen grandes historias en sólo unos segundos de lectura. En estos tiempos de escasez de tiempo, algunos optamos por la brevedad como forma de expresión, aunque las palabras justas de las historias breves requieran amor desmedido por la concisión.
8 comentarios:
Como suele decirse: mejor perderlos que encontrarlos.
Muy buen micro.
¡Un saludo!
Cuánta tristeza en esta historia.
Un abrazo.
sí, a veces es mejor que se vayan.
Bien contado.
Las dulces despedidas a veces son eso...ricass!!!
Saluditos de la chica sin barcos.
Tus relatos tienen magia, este por ejemplo me lo hacía exacto al revés.
Claro, Sergio y Beatriz, a algunos mejor perderlos de vista...
Hay alegrías tristes, Pedro, pero alegrías al fin.
Despedidas que saben a gloria, Isabel. Alivios. Como cuando ese visitante pesado nunca decide que ya es lo suficientemente tarde para marcharse.
Gracias, Dav, por el elogio. Intento crear historias con magia, aunque no siempre es posible.
El título se entiende perfectamente cuando llegas al final, y le queda que ni pintado. Un soldado que se va a la guerra, llevándose la otra guerra con él, dejando a su familia en paz y con la paz. Muy bueno.
Saludos.
muy buen micro. Felicitaciones
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