28 mayo 2008

22 negro

Te dije que apostaras al rojo y preferiste el negro. Te advertí de que la apuesta debía ser conservadora y pusiste todo o nada al número 22. Mientras la bola giraba, no podía parar de pensar en lo estúpido que eres. Tantas fichas de colores, tantos euros en manos del azar me revolvían el estómago. Te pedí que no fuéramos al casino, que optáramos por otra diversión más sana y menos avara... Pero tú siempre haces lo que te da la gana, como apostar los 12.000 euros de la indemnización al 22 negro en esa maldita ruleta. Nunca me haces caso, ni siquiera cuando tengo razón. La bola se paró en el 3 rojo y en un pis-pas volaron todos los planes que teníamos con ese dinero. “Mala suerte”, dijiste; “pobre gilipollas”, pensé. A ver con qué te vas a pagar ahora el divorcio.

Rabia

Algo te sube por dentro, como una marea que te oprime y te impulsa a descargar toda esa ira. Por más que lo intentas, no encuentras la calma y sólo notas calor e inquietud. Te esfuerzas por no gritar, por no insultar, por no romper... pero dentro sientes un demonio que se agita. Un gesto mínimo o una palabra de más son suficientes para desencadenar la tormenta. Entonces agarras lo que más cerca te queda, la botella de recuerdo de Cuenca, y lanzas las casas colgadas contra la pared del salón, impulsadas por un grito irreproducible. Tus ojos de loca buscan más productos delicados, hasta que encuentran el cenicero de cristal que te regaló tu tía. Cuando se hace añicos contra el suelo, respiras atropelladamente. Ya está. La rabia se fue por donde vino.

15 mayo 2008

Curling

Siempre serás mi equipo del alma, en los triunfos y en los fracasos. Siempre sentiré tus colores porque soy un hincha intenso, de esos cuyo estado de ánimo está indisolublemente ligado al marcador de tus partidos. Me condicionas la existencia por un contrato sentimental indefinido, pero eso no quiere decir que no me permita licencias. En días como hoy, cuando al cuánto de la derrota se suma la humillación del cómo, los colores los siento para dentro. En la clandestinidad del garaje, retiro la bufanda del salpicadero y las botitas del retrovisor; cambio de llavero, y recupero el reloj neutral. Desayuno en otro bar y, por supuesto, pido prensa económica. Si me preguntan, no me gusta el fútbol. Hoy prefiero el curling.

02 mayo 2008

Animales

Tenemos mucho que aprender de los animales, así que procura ser cauto como el gamo, laborioso como las hormigas, rápido como el guepardo, fiel como el cisne, independiente como el gato, elegante como el puma, tierno como el koala, cooperativo como el lobo, discreto como el camaleón, sigiloso como la serpiente, leal como el perro, adaptable como la rata, paciente como el perezoso, valiente como el tejón, preciso como el cormorán, incansable como el camello, fuerte como el escarabajo rinoceronte y familiar como el elefante. Pero, sobre todo y ante todo, procura no ser tan bestia, zorro, cerdo, perro, puerco, burro, ganso, hiena, becerro, víbora, buitre, rata, zángano ni cabrón como es el hombre.

Libros

Cuando entraste en la modesta casa sin libros, un viento helado te recorrió la espalda. A pesar del temor que te infunde la ignorancia, disfrutaste de un aromático café iletrado y de una provechosa charla. Horas después traspasaste el quicio de la puerta de aquella mansión marmórea. Una sonrisa satisfecha y evidente alteró tu rostro en el momento en que la doble puerta de caoba alumbró una espectacular biblioteca. Estanterías llenas de libros se erguían en todas las paredes, desde el zócalo hasta la escocia. Abrumado por la dimensión universitaria de la colección, afrontaste temeroso la charla con tu noble anfitrión. Pasada una hora, un viento helado te recorrió la espalda. El café era horrible, pero el verdadero terror lo infundía la inquietante presencia de tantos libros que nunca nadie había leído.

Ego II

Que la vida son dos días, hombre, que no hay que tomarse las cosas a la tremenda. Hay que saber relativizar y disfrutar de lo bueno. No se puede estar todo el día llorando, con el moco y los pañuelos como una Magdalena. ¿Que te acaban de despedir con 50 años? Pues a cobrar el paro y a esperar una ofertita buena. ¿Que te acaba de dejar la mujer? Pues un buen tinte, gimnasio y al mercado a pescar divorciadas. ¿Que ella se queda con el piso? Pues te vas a una pensión que allí te limpian y te hacen la cama todos los días ¿Que el médico dice que lo tuyo de la próstata tiene mala pinta? Pues encargamos una mariscada y nos vamos de putas. Si tienes cáncer, que te quiten lo bailado. No te amargues, hombre, que para desgracias, las mías.