skip to main |
skip to sidebar
Un niño juega en la nieve aquí y otro allá. Los dos sonríen, corren, caen y vuelven a reír. Construyen montañas y muñecos. Se deslizan y disfrutan con los labios y los dedos helados de placer. Parecen idénticos como las nieves de aquí y de allá. Pero la gran diferencia no está en sus ojos, sino en la cara de sus padres.
Han publicado una lista con los nombres, los apellidos y las fotos de un grupo de señores y señoras que acumulan buena parte de la riqueza del planeta. 1.200 milmillonarios de todo origen frente a 1.200 millones de pobres de todo origen. Y ninguno se ha escondido ni se ha arrepentido ni se ha avergonzado. Tampoco los buscan.
Los jinetes sin cabeza han llegado al pueblo. Y aún no han matado a nadie. Nos cuentan que sólo quieren reclutar a nuevos compañeros y nos hacen una oferta: con nosotros o contra nosotros. Jóvenes y viejos nos miramos de reojo. Y de reojo miramos al primero que da un paso al frente y coloca su cuello sobre el tronco todavía limpio.