29 julio 2008

Sin prisa

No tengo prisa, ¿por qué voy a tener prisa? Tenemos todo el tiempo del mundo. ¿Qué prisa ni prisa? Tómatelo con calma. No hay problema, yo espero aquí sentado, si total no tengo nada mejor que hacer que estar aquí esperando a que tú termines. Sin agobios, ¿eh? No te estreses, que la vida son dos días y, al final, tanto correr para nada. Qué no, no hay prisa, en serio. ¿Qué te crees que me voy a agobiar ahora por estar de brazos cruzados una hora? Yo soy un tío paciente, a mí no me entran los calores por perder media mañana, qué va. No tengas prisa ninguna. ¿Prisa? Para que te vas a dar prisa, coño, si a mí me da lo mismo, cojones. Que te estoy diciendo que no, coño, que no pasa nada. ¿Qué te crees que quiero que termines de una puta vez ya, jodida inútil? Pues no, hoy no tengo prisa.

¡Siguiente!

Para poder obtener el tratamiento médico que solicita para su madre debe presentar fotocopia de la partida de nacimiento, del documento de identidad y del libro de familia; declaración jurada y cuatro testigos que ratifiquen el domicilio señalado; diez últimos recibos de agua, luz, teléfono y basura; cartas de pago del impuesto de bienes inmuebles de los últimos tres años; declaraciones de la renta de todo el núcleo familiar del último ejercicio; copia de la escritura de propiedad de la vivienda; referencia catastral; vida laboral; historia clínica, y certificados de penales. El plazo para contestar su solicitud será de tres años a partir del primer día hábil tras la presentación de la citada documentación. En el caso de que fallezca su madre durante el proceso, queda expedido un sentido pésame. ¡Siguiente!

18 julio 2008

Opositoro

Me cogió el toro. Por más que me hayan repetido mil veces que los exámenes se preparan poco a poco y día a día, me jugué todo a última hora. Desde aquellas iniciáticas clases de técnicas de estudio, desde el tierno pupitre del colegio al maduro despertar de la universidad, pasando por el fervor adolescente del instituto... en todos y cada uno de esos templos del saber, el consejo fue siempre el mismo: “No te la juegues al final, repasa y lleva las materias al día”. Maldito consejo desaprovechado. Tanta ilusión en ese examen, tan plan con esas oposiciones y, al final, me cogió el toro. En lugar de mantener el espíritu de sacrificio para aquel examen del 10de julio, tres días antes me marché a Pamplona a desconectar. Allí, por torpe y por lento, me cogió el toro. El año que viene repito encierro. Para opositar, claro.

09 julio 2008

Robado

Todo, me han robado todo. Mi cámara japonesa digital de fotos, el móvil finlandés, la agenda electrónica taiwanesa dotada con navegador GPS ruso, las gafas de diseño italiano, la cartera de piel de antílope sudafricano, las cinco tarjetas de crédito de bancos y comercios españoles, 200 euros en billetes europeos de variada cuantía, una medalla colombiana de la Virgen del Carmen, los mandos chinos de los garajes, las llaves de los coches alemanes y el reproductor inglés de música. Todo, absolutamente todo lo que llevaba en mi mochila made in USA. Parece mentira que esto pueda ocurrir en España. Todo fue muy rápido, pero lo tengo clarísimo: el que se llevó la mochila parecía entre guineano y peruano, hablaba con acento marroquí y vestía una camisa de Rumanía.

01 julio 2008

¿Qué crisis?

La crisis lleva a la quiebra a centenares de empresas constructoras e inmobiliarias. Centenares de nuevos ricos se despiden de la opulencia con la misma rapidez que la abrazaron. Los índices bursátiles van en caída libre y el petróleo lo pringa todo con la mancha del sobreprecio. Los suicidios de superejecutivos superfracasados se multiplican al ritmo del engorde de las cifras mensuales de desempleo. Los tentáculos de la crisis llegan a casi todos los rincones, aunque siempre hay algunos que ni se enteran. Es el caso de Tomás Cadalso, persona libre completamente ajena a los vaivenes del mercado. Cada vez que le preguntan por la crisis, él responde: “¿Qué crisis?”, se toma un trago de vino, recoge sus cartones y se marcha a buscar otro cajero automático.

¿Ahora?

Ahora me llamas y me pides que olvide todo, que borre lo viejo y calcule una cuenta nueva, que corra una gruesa cortina sobre el pasado. Ahora me dices que te has dado cuenta de tus errores, que eres consciente de tu inconsciencia, que sabes lo que quieres y necesitas. Ahora tratas de convencerme de que ha llegado el momento bueno, de que los astros se han alineado en la posición exacta para que tú y yo seamos felices juntos. Ahora pretendes que recorra hacia atrás el camino y regrese al punto crítico, al momento y al lugar donde se rompió todo. Ahora pretendes que recoja los pedacitos de aquello y los recomponga con ilusión, credulidad y generosidad boba. ¿Ahora? Ahora es nunca.