17 febrero 2012

Milagros

A pesar de sus denodados esfuerzos, sus desesperados fieles gravemente enfermos seguían cayendo como moscas. De nada valían sermones, imposiciones de manos, oraciones conjuntas o llamadas a la voluntad del Supremo Hacedor. Seguían muriendo más pronto que tarde. En su descargo hay que decir que ya acudían a su templo bien jodidos. Buscaban milagros, pero lo cierto es que no ponían nada de su parte. Al final, el desdichado predicador tuvo que cerrar su iglesia e iniciar una provechosa carrera como vendedor de pulseras magnéticas.

4 comentarios:

Dav dijo...

y sí, las "power balance" parecen surtir mejores efectos...

Dav dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sergio Cossa dijo...

Lo que importa es el negocio :)
¡Buen micro!

Hiperbreves S.A. dijo...

Dav, Sergio, de eso se trata, de productos milagro o productores de milagros.

Gracias por dedicar un rato de su tiempo a leerme y a comentar. Un abrazo.