13 abril 2012

Al acecho

Adela no para de correr y saltar en el parque infantil. La falda de su uniforme baila cada vez que sube por el tobogán o da vueltas en el autogiro. Va de un columpio a otro mientras ríe, y yo no puedo dejar de mirarla embobado y orgulloso. Por eso no descubro que, desde hace quince minutos, hay otro hombre que la mira fijamente, mientras busca sin parar algo en su bolsillo.

3 comentarios:

Dav dijo...

Que horror. Pero debemos estar atentos cualquiera sea el sexo de nuestros hijos.

Jesús dijo...

Simplemente brutal, impresionante. Volviendo a los relatos más ácidos que se han leído por estos lares.

Ha valido la pena la espera de un nuevo micro!

Miguelángel Flores dijo...

Tremendo lo que bien que plasmas ese horror.